Archivo del Autor: Joaquin Olona

La oportunidad del sector agroalimentario frente al cambio climático.

Joaquín Olona en la clausura de la Jornada «Después de París, Aragón. El reto de las emisiones difusas». Zaragoza, 8 de junio de 2016.

La agroalimentación es parte relevante del problema del cambio climático y, por ello, forma parte de la solución. Una doble solución ya que la respuesta agroalimentaria al cambio climático debe hacerse en el escenario de un vertiginoso crecimiento de la demanda de alimentos asociada, a su vez,  al aumento demográfico y la reducción de la pobreza mundial. Todo ello configura, sin duda, uno de los mayores retos que ha afrontado la humanidad.

En el contexto de Aragón se propone el siguiente decálogo:

  1. Mejorar la gestión combinada de la fertilización agrícola y de los estiércoles y residuos ganaderos de modo que se minimicen las emisiones de metano y de óxido nitroso, que,son las principales componentes de la emisión en Aragón.
  2. Mejorar la gestión de los suelos agrícolas aumentando su contenido en materia orgánica extendiendo la agricultura de conservación, que en Aragón. Que los labradores dejen de labrar, o labren menos, implica un importante cambio institucional en tanto en cuanto se trata de un uso y costumbre profundamente arraigado.
  3. Desarrollo de nuevas variedades y adecuación de cultivos a nuevos patrones climáticos incluyendo nuevas estrategias de producción en secano y regadío así como ante las sequías y las inundaciones. Todo ello exige avances técnicos que serán de dudosa eficacia si no se ven acompañados de nuevas fórmulas organizativas y de nuevas políticas públicas basadas en la participación activa de los interesados.
  4. Fortalecimiento de las políticas de sanidad vegetal y animal, para hacer frente a los nuevos riesgos y patologías asociadas a los nuevos patrones climáticos.
  5. Una política del agua más realista y eficaz, sabiendo que en nuestro contexto de fuerte aridez y en un escenario previsiblemente de mayor irregularidad hidrológica la regulación hidráulica así como el regadío son determinantes para nuestro agroalimentario.
  6. Fortalecimiento de la política de seguros agrarios como herramienta más eficaz para la gestión colectiva de los riesgos naturales, que se verán incrementados en el nuevo escenario climático. España ejerce un liderazgo mundialmente reconocido en materia de seguros agrarios que debe ponerse en valor y en acción ante el cambio climático.
  7. Desarrollo de nuevas estrategias comerciales, tanto en el ámbito local y de proximidad como en el global atendiendo a las nuevas pautas de consumo pero, también, a los cambios en la geografía de la producción agrícola y del comercio alimentario mundial, que también se va a ver afectado por el cambio climático.
  8. Reducir el rechazo, el desperdicio y los residuos agroalimentarios evitando que gran parte de los alimentos que producimos acaben en los cubos de la basura. En todo caso es preciso minimizar los residuos agroalimentarios que deben incorporarse, en todo caso, a los nuevos paradigmas de “residuo cero” y de la economía circular asumiendo que los alimentos empiezan y acaban en el suelo.
  9. Continuar con el proyecto AGROCLIMA como acción innovadora orientada a la información y la sensibilización basada en la cooperación y la acción colectiva protagonizada por el propio sector y auspiciada por el Gobierno de Aragón.
  10. Reformar la PAC en profundidad para que sea más justa y eficaz. Debe evitarse que el cambio climático se convierta en una mera excusa oportunista para justificar unas ayudas que tienen su verdadera razón de ser en la insuficiencia de las rentas agrarias. Si persiste el actual enfoque de la PAC o si el nuevo que se adopte no es el apropiado se frenará la contribución de la agricultura a la mitigación del Cambio Climático y, sobre todo, su adaptación.

Para que todo esto suceda es preciso que los actores del sistema agroalimentario, a través de las organizaciones y entidades que los representan, comprendan bien el problema del cambio climático, asuman el protagonismo que les corresponde y apuesten por su solución. Pero no cabe pensar en que lo hagan solos. La ciencia y la técnica son imprescindibles y deben ponerse al servicio del sector; lo mismo que la política y los poderes públicos, que cuentan en el cambio climático y la agroalimentación un reto en el que demostrar su eficacia y utilidad.

Ver texto completo.

Agroclima: afrontar el Cambio Climático con enfoque innovador.

Joaquín Olona ante el Pleno de las Cortes de Aragón. 3 de Junio de 2016.

El Proyecto Agroclima, cuyos resultados se presentaron en Zaragoza el pasado 20 de abril, ha supuesto un importante paso en el proceso de sensibilización del sistema agroalimentario aragonés en relación con el carácter estratégico que tiene la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero  así como la adaptación al Cambio Climático.

El hecho de que Aragón produzca materias primas alimentarias y alimentos para una población equivalente de unos 12 millones de habitantes (10 veces la población aragonesa) se traduce en que las emisiones de la agricultura y la ganadería representan el 20% de todas las emisiones de la comunidad autónoma, un porcentaje que duplica lo  que el sector agrario representa en las emisiones del conjunto de España. Al mismo tiempo, considerando la importancia de la agroalimentación en nuestra economía y en nuestro desarrollo, se hace necesario promover acciones de adaptación para proteger dicha actividad de los efectos negativos del cambio climático y adaptarla al mismo.

Foto JoaquinOlona Cortes

El fenómeno del cambio climático, tiende a percibirse lejano en cualquier sector de la sociedad y, en todo caso, como una amenaza de futuro. En el sector agrario tiende a contemplarse, además, como una nueva y añadida exigencia ambiental que viene a incrementar la dificultad de su actividad productiva, por lo que la anticipación en la gestión del riesgo vinculado a los efectos negativos del cambio climático no resultaba fácil de introducir.  Sin embargo, el Proyecto Agroclima, que ha contado con una metodología de trabajo novedosa protagonizada por los propios actores que lideran en el sector, ha logrado que estos hayan llegado por sí mismos a comprender el reto de la reducción de emisiones GEI y la adaptación al Cambio Climático, no como el riesgo de una nueva exigencia administrativa que asumir sino como una fuente de innovación, como un nuevo factor de competitividad y liderazgo o como un escenario de cooperación.

Con el proyecto Agroclima  Aragón se adelanta a las acciones que, en materia de agricultura y cambio climático, pretenden impulsarse desde las instituciones europeas. Unas iniciativas que se enmarcan en el ámbito de las llamadas “emisiones difusas”, que es precisamente el ámbito de prioridad por el que apuesta el Gobierno de Aragón.

Conviene saber que el transporte, la agricultura, el sector residencial, el comercial y el institucional junto con la industria no sometida al régimen europeo de comercio de emisiones (EU ETS), suponen prácticamente la mitad de las emisiones de GEI y su reducción está siendo menor, más difícil y complicada que la de los sectores regulados.

Este ámbito de las emisiones difusas y su vinculación al cambio climático plantea un importante reto: el modo en que, tanto colectiva como individualmente, han de abordarse las acciones necesarias para lograr una economía baja en carbono, para transformar nuestro sistema agroalimentario, para proteger el sustento para la vida que nos brinda la Naturaleza y proporcionar a todos el acceso a un trabajo digno y una protección social adecuada. Esto es lo que hace unos pocos días hacían público un grupo de “sabios” mediante un manifiesto relativo al Acuerdo de París sobre Cambio Climático así como al de Nueva York relativo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Agricultura y Espacios Naturales.

Joaquín Olona en la celebración del Día Europeo de los Parques Naturales. Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. 24 de Mayo de 2016.

La Federación Europarc, organización paneuropea que aúna 38 países, promueve  la celebración del Día Europeo de los Parques, el 24 de mayo de cada año, conmemorando con ello la declaración de los primeros parques nacionales en 1909 en Suecia.

Este año 2016 el lema es «El sabor de la naturaleza» y hace referencia a la necesidad de crear conciencia acerca de la vinculación existente entre las actividades agrícolas y ganaderas tradicionales y los espacios naturales. Una vinculación que resulta determinante para la conservación. Porque espacios tan valiosos como el propio Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido no sólo son consecuencia de la naturaleza sino, también, de una actividad ganadera milenaria que resulta determinante en el modelado del paisaje así como en la funcionalidad del ecosistema.

Pero además de crear conciencia en el sentido apuntado es necesario dejar de maltratar la ganadería extensiva con la PAC y apostar por su reforma en profundidad.

IMG_0469

Cambio Climático y Agroalimentación.

Joaquín Olona en la apertura de la Jornada de presentación de los resultados del Proyecto Agroclima. 20 de Abril de 2016.

La cooperación resulta clave en la configuración de las nuevas reglas, incentivos y restricciones en las que debe traducirse la política de mitigación y adaptación al Cambio Climático. La agricultura y la alimentación forman parte de la solución de lo que sin duda es el principal reto que afronta la humanidad. Los avances técnicos son imprescindible pero no serán eficaces si no van acompañados de nuevas fórmulas organizativas y de nuevas políticas públicas entre las que la PAC debe jugar un papel preponderante.

Ver texto completo

Acuerdo de Paris

Política del agua y medio ambiente.

Publicado por Joaquín Olona en Heraldo de Aragón. 

Los poderes públicos tienen la obligación de  proteger y mejorar los recursos hidrológicos y los ecosistemas asociados porque de ello depende nuestro desarrollo y bienestar así como el de nuestros descendientes.

La calidad de los cursos  fluviales  y de las masas de agua, en nuestro contexto fuertemente antropizado, se ve condicionada por las actividades económicas y los servicios que sustentan nuestra sociedad. La sostenibilidad de estas actividades y servicios exige compatibilizar sus efectos sobre el medio ambiente, y en particular sobre el sistema hidrológico, con los estándares de calidad ambiental preestablecidos. Un proceso que  genera conflictos inevitables que, necesariamente, conducen a la política, entendida esta como la toma de decisiones sobre conflictos de interés colectivo con carácter vinculante, es decir, con intención de obligar.

La extrema irregularidad hidrológica del dominio mediterráneo hace que la fijación de caudales ecológicos así como del resto de parámetros y criterios que definen el buen o mal estado de las masas de agua reviste una enorme complejidad, de hecho inabordable desde presupuestos exclusivamente técnicos. Los dilemas que se derivan, fruto de la confluencia de intereses económicos, sociales y ambientales, solo permiten soluciones imperfectas cuya estabilidad depende de la solidez y amplitud de los acuerdos políticos y de los fundamentos técnicos en las que se sustentan.

Es preciso revisar la idea de cuenca excedentaria, particularmente cuando los caudales son tan irregulares como los del Ebro, que a su paso por Zaragoza puede no alcanzar los 100 m3/segundo o superar los 4.000 m3/segundo. En todo caso hace falta garantizar que los ríos desemboquen en el mar, comprendiendo que las aguas que llegan al mar no son un desperdicio o que las crecidas y avenidas fluviales forman parte del ciclo natural. Todo ello es necesario para que los ríos sigan siéndolo lo que no impide exigir coherencia con su régimen hidrológico natural.

También es preciso revisar la invocación de la solidaridad como justificación de los trasvases. Porque la distribución de los recursos naturales no es justa ni injusta. Invocar la solidaridad para trasvasar agua pierde su sentido cuando pretende aplicarse a territorios desarrollados, similares en su configuración socioeconómica. Cada territorio debe aprovechar sus propios recursos que, naturalmente, son diferentes y que, por serlo, configuran especializaciones económicas distintas. Una especialización que ningún territorio debería lograr a expensas de los recursos de otro.

La política del agua no puede reducirse a la política hidraúlica, es decir a la planificación y gestión de las infraestructuras de regulación y transporte necesarias para que el agua sea un recurso accesible y nuestra sociedad cuente con los niveles de seguridad hídrica que necesita. Una política -la hidráulica- que refleja una de las primeras asociaciones entre dos ámbitos todavía excesivamente alejados entre sí como son la política y la técnica. Una política forjada en Aragón, donde también siempre se ha cuestionado y ahora demonizado, pero que debe valorarse en la justa medida que la necesitamos. Porque la llamada política de gestión de la demanda, basada en el ahorro y la eficiencia, siendo necesaria no es suficiente para cubrir nuestras expectativas de desarrollo económico y bienestar social, sobre todo del medio rural.

El agua no solo es un recurso natural que proteger y mejorar, también es un bien económico que debemos saber utilizar.  Razón ésta por la que la política del agua tampoco es reducible a la política ambiental y es preciso coordinarla mejor con otras políticas fundamentales como son la energética, la agrícola, la de desarrollo rural o la de cambio climático.

Hacia una PAC más justa y eficaz.

Por Joaquín Olona. Consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón.

La reforma en profundidad que se propone centra la ayuda directa de la que es objeto el Primer Pilar de la PAC en la renta personal de los beneficiarios, eliminando los derechos históricos, los pagos por superficie así como la regionalización productiva.

Se propone  incluir a todos los profesionales de la agricultura y de la ganadería, con independencia de su orientación productiva, eliminando las discriminaciones territoriales, sectoriales o de cualquier otra índole que hacen ahora de la PAC una política ineficaz e injusta.

Se prima la buena gestión de las explotaciones incentivando la profesionalidad, la dimensión económica y la productividad. Todo ello con la vista puesta en una agricultura productiva y sostenible que, en el marco del modelo familiar y  de la actividad vinculada al territorio, resulte atractiva para los jóvenes y las mujeres, contribuya a la economía y al empleo así como a la mitigación de la emisiones de Gases de Efecto Invernadero y la adaptación al cambio climático.

La PAC vigente en España, resultado de una aplicación de la Reforma que sólo ha buscado dejarlo todo como ya estaba antes, perjudica a la agricultura. Porque los derechos históricos dificultan la incorporación y la consolidación de los jóvenes en la actividad agraria, Además, ese determinismo histórico impide que los agricultores y ganaderos que tradicionalmente no han tenido ayudas puedan llegar a tenerlas; por ejemplo, es el caso de los fruticultores. Los pagos por superficie se han convertido una amenaza para la ganadería extensiva, sobre todo en las zonas de montaña donde los ganaderos están encontrando serias dificultades para justificar una actividad que han desarrollado tradicionalmente.

Se propone el establecimiento de una renta agraria de referencia respecto de la que compensar la renta agraria individual realmente obtenida. La renta de referencia se corrige en función del grado de profesionalidad agraria de los beneficiarios. La compensación de la renta se corrige en función de la dimensión de la explotación acreditada por el beneficiario así como de la eficiencia productiva incentivando con ello el uso eficiente de los recursos y penalizando la ociosidad de los mismos. La ayuda queda condicionada en todo caso al cumplimiento de exigencias agronómicas, ambientales y sociales que refuerzan la legitimidad de la ayuda pública asignada.

La propuesta supone una importante simplificación basada en la integración y coordinación del sistema de declaración y control de la ayuda con el sistema fiscal, eliminando el exceso de burocracia que abruma a los agricultores y supone un elevado coste para todos.

Ver texto completo

Ver presentación resumida

Sobre política agrícola en el siglo XXI.

Conferencia de Joaquín Olona en la Lonja Agropecuaria del Ebro. Zaragoza,  9 de Mayo de 2016.

La inestabilidad de los precios agrícolas y su caída a largo plazo es consecuencia de la propia naturaleza económica de la oferta y de la demanda agroalimentaria.

Pretender modificar directamente este comportamiento del mercado mediante  medidas de política agrícola no es recomendable.

Es mejor asumir y entender el funcionamiento del mercado agroalimentario favoreciendo que funcione como tal, y actuar sobre sus consecuencias desfavorables sobre la renta de los agricultores así como sobre otros factores estructurales que determinan dicha renta como son la productividad del trabajo, la profesionalidad, la dimensión económica de las explotaciones, la transferencia del conocimiento y la innovación.

Se requiere una política agrícola que ayude a lograr una agricultura más productiva y más coherente e integrada con el mercado, con la economía y la sociedad, con el conocimiento y con el medio ambiente.

Ver ponencia completa.

 

Mujeres y desarrollo rural.

Intervención de Joaquín Olona en la inauguración de la Feria de Otoño de Biescas (Huesca). 17 de Octubre de 2015.

Biescas no solo ha sabido mantener su feria tradicional sino que la ha sabido potenciar y adaptar a los nuevos tiempos convirténdola en un referente comercial y turístico del Alto Aragón. Una zona en la que la mujer, en la que en este año se centra la atención, ha ejercido y sigue ejerciendo un papel primordial.

La mujer sigue enraizando las familias al territorio y, por ello, sigue dependiendo de ella la evolución demográfica de las zonas rurales, particularmente, la de las áreas de montaña y más desfavorecidas.

Las mujeres, por lo general, promueven proyectos agroalimentarios y negocios rurales  más ambiciosos y de mayor valor añadido. Pero todavía son muy pocas las explotaciones y negocios rurales promovidos y dirigidos formalmente por mujeres que, además, presentan mayores dificultades de continuidad, sobre todo en las zonas de montaña y desfavorecidas.

Sin embargo, la influencia y apoyo de las mujeres suele resultar determinante en la promoción y evolución de unos negocios rurales en los que participan  habitualmente con notable esfuerzo y sacrificio. Una condición que sigue mostrándose invisible, cuando no infravalorado por nuestra sociedad. Una situación que exige resolverse avanzando con más rapidez y decisión hacia una verdadera igualdad.

Necesitamos que la mujer se incorpore como verdadera agricultora y empresaria en el mundo rural evitando que la prioridad con la que, en materia de ayudas, ya cuenta se tergiverse para otros fines que también perjudican a las mujeres y que impiden avanzar hacia esa verdadera igualdad que urge alcanzar.

 

Retos del regadío.

Ponencia de Joaquín Olona en la XVII Jornada Informativa de Riegos del Alto Aragón. Huesca, 14 de octubre de 2015.

Salvo excepciones puntuales, la escasez de agua en la cuenca del Ebro no es consecuencia del uso abusivo e insostenible sino de la insuficiente dotación de infraestructuras de regulación y transporte. Esta insuficiencia tampoco obedece a razones de sostenibilidad sino que más bien es consecuencia de una política que propicia el conflicto y la confrontación más que el diálogo y el acuerdo. Es preciso saber y admitir que sin obras de regulación no tendremos agua con la seguridad física y jurídica que necesitamos.

Sin cuestionarla, debe aceptarse que la modernización de regadíos no ahorra necesariamente  agua en el conjunto de la cuenca. Aunque aumenta la eficiencia de riego en parcela, la intensificación productiva imprescindible para rentabilizar las elevadas inversiones exigidas por la modernización tiende a aumentar el consumo de un recurso que no nos falta.

El enfoque de la vigente política de regadíos, exclusivamente basada en el ahorro de agua, es completamente desacertada en la cuenca del Ebro y debe reorientarse si queremos  ser coherentes con la realidad y con nuestros propios intereses económicos, sociales y ambientales.

La política de regadíos exige innovarse para avanzar teniendo en cuenta que:

  • Los recursos financieros públicos son insuficientes para  atender incluso las necesidades más prioritarias si se mantiene el marco vigente, que nunca ha permitido avanzar al ritmo deseable.
  • Las ayudas públicas deben aplicarse en la forma y cuantía que sirvan para incentivar el desarrollo de proyectos rentables, no para sacar adelante los que no lo son y que terminan perjudicando al sector.
  • Evitar costes de inversión en modernización y creación de regadíos excesivos y desproporcionados, que se han generalizado de forma preocupante.
  • No sólo deben modernizarse las infraestructuras de riego, también deben hacerlo las comunidades de regantes, que no sólo deben atender al uso eficiente de los caudales sino a la calidad de las masas de agua.
  • Fortalecer las comunidades de regantes, que deben desempeñar un papel técnico, administrativo y financiero más activo y directo en el desarrollo de los proyectos.
  • Un nuevo papel para la administración pública de modo que su apoyo de sea eficaz.

La política de regadíos exige innovar la política y la gobernanza del agua de modo que:

  • Integre de forma más realista y coherente las políticas agrícola y energética.
  • Integre de forma equilibrada la política hidráulica (oferta) abandonando enfoques exclusivamente basados en la gestión de la demanda (ahorro).
  • Diferencie entre escasez física (ausencia de agua) y económica (insuficiencia de infraestructuras).
  • Considere que el agua es un bien de naturaleza económica común y que el logro de la eficiencia exige instituciones distintas del mercado y del Estado.
  • Potencie las comunidades de usuarios  que son a su vez, si se les dota de los incentivos adecuados, la clave para garantizar  la gestión pública del agua, evitando su privatización y asegurando de la participación efectiva y responsable de los usuarios.
  • Incentive el uso eficiente de los caudales al tiempo que la protección de la calidad de las aguas (eco-eficiencia).
  • Aplique definitivamente las reglas de juego comunitarias donde las exigencias conviven con las excepciones debidamente justificadas.

Ver presentación.

Agua, comida y energía.

Conferencia impartida por Joaquín Olona en la apertura del curso académico 2015-2016 del Instituto Agronómico Mediterráneo de Zaragoza (IAMZ). 28 de septiembre de 2015.

Probablemente, la principal amenaza de la humanidad no sea la escasez de recursos naturales sino el subdesarrollo institucional. Entendido éste como la configuración de normas y comportamientos que rigen la vida colectiva pero que no generan los incentivos necesarios para promover un verdadero desarrollo ni crean las restricciones adecuadas que impiden hacer lo que a todos perjudica.

Se impone así la necesidad de abandonar de una vez el paradigma maltusiano, basado en el agotamiento apocalíptico de los recursos, y afrontar la búsqueda de normas y comportamientos colectivos que generen incentivos y restricciones coherentes con el desarrollo.

Los avances tecnológicos son imprescindibles pero no serán suficientes para afrontar los retos de nuestro tiempo si no van acompañados de profundos cambios e innovaciones institucionales. Unos avances que deben impulsarse desde la política y que deben conducir a una nueva gobernanza de los ciclos del agua, del carbono y del nitrógeno, de la tierra y de los ecosistemas, de la agricultura y la alimentación, de la energía, de la ciencia y la tecnología, del capital y de la sociedad.

En el siglo XX la humanidad dio pasos de gigante gracias a los avances científicos, que no cesarán en el el XXI sino que se potenciarán gracias a los avances institucionales que sin duda se producirán.

Ver presentación.